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Recuperando a Hilarión Eslava
El 19 de marzo del año 2016, durante una visita a Sevilla en plena Semana Santa, tuvimos mi esposa Becky y yo la extraordinaria oportunidad de presenciar el Miserere de Hilarión Eslava en la Parroquia de Santa Ana (conocida como “La Catedral de Triana”) interpretado por el coro y orquesta de la Asociación Coral de Sevilla, bajo la dirección de Jesús Becerra. Nos sorprendió ver la iglesia ya abarrotada desde mucho antes de comenzar el concierto. Días después nos encontramos brevemente con el maestro Becerra y con miembros de la Asociación Coral y hablamos de Eslava, su música, y del Miserere sevillano. Supimos entonces que esta es una tradición de gran arraigo y popularidad en Sevilla y en otras partes de Andalucía. Para Becky y para mí, este fue nuestro primer contacto directo y personal con la música de Eslava. Sólo puedo describer esos días como una experiencia de gran intensidad.
Nuestro interés en Hilarión Eslava está principalmente relacionado con su música, pero también tiene para mí una importante vertiente personal. Hilarión Eslava es, casi con absoluta certeza mi tatarabuelo paterno (el abuelo paterno de mi abuelo paterno). Bajo circunstancias más corrientes, esta relación patrilineal habría hecho mi apellido Eslava, pero las circunstancias no lo permitieron.
Hilarión Eslava fue consagrado como sacerdote en la Iglesia Católica y por lo tanto, no tendría que haber tenido hijos. Pero al parecer los tuvo: Ramón Rufín y Valdés (mi bisabuelo) y posiblemente un hermano dos años mayor, Federico. Ramón nació en 1845, recién trasladado Eslava a Madrid tras haber obtenido su puesto en la Real Capilla. De Federico muy poco se sabe, salvo su fallecimiento en Sevilla en 1849 a los seis años de edad. La madre de Ramón (o posiblemente madre de ambos niños) fue casi con toda seguridad María Dolores Rufín y Lugo, natural de Sanlúcar de Barrameda y vecina de Sevilla. María Dolores era hermana de uno de los alumnos sevillanos y amigo de don Hilarión, Juan Rufín. Ramón y Federico recibieron en sus bautizos los apellidos de Carlos (uno de los hermanos de Juan) y de su esposa, quienes constan en el acta de bautismo como padres naturales, desapareciendo poco después de sus vidas.
Como sería de esperar, poca evidencia definitiva existe de todo esto ni se habla de ello en ninguna de las biografías de Eslava, pero hay muchas pruebas circunstanciales, incluyendo la residencia en común en Madrid de don Hilarión con Ramón y María Dolores en el edificio que aún se conserva en la calle San Quintín número 8, el testamento final de don Hilarión, que dejó singularmente favorecidos a Ramón y a María Dolores, así como un aval firmado por Hilarión a favor de Ramón cuando este último cursó estudios de derecho en Madrid. Hay también las pocas pertenencias de don Hilarión distribuidas entre la familia Rufín y los frecuentes y equívocos comentarios entre miembros de nuestra familia sobre el tema; y más que nada, en mi opinión, el sorprendente parecido físico de mi abuelo Carlos con su propio abuelo.
Pero el parentesco no es lo importante aquí; ha de ser y es en su lugar la música y la gran obra de Eslava, mucha de ella injustamente olvidada e incluso perdida, y este modesto intento de recobrarla en lo posible. El objetivo primordial, por tanto, es hacer de estas páginas web un portal que permita a aficionados y profesionales conocer y difundir el trabajo de Hilarión Eslava, particularmente su música, usando partituras reeditadas y archivos digitales de audio que permitan dar una idea aproximada de la música en sí.
En esta tarea de restauración, el crédito pertenece en su totalidad a mi esposa Becky. A este proyecto ella ha contribuido no sólo su talento musical como intérprete y como compositora y editora, sino además un sincero y especial afecto por la música de don Hilarión. Casi todas las transcripciones aquí incluídas son obra de ella, hechas con gran esmero y detalle y respeto a los originales. Muchos de estos originales consisten en imágenes digitales o copias de baja calidad de partituras impresas contemporáneas a Eslava, frecuentemente conteniendo errores y algunos manuscritos difíciles de leer en el puño y letra del compositor o en forma de copias de amanuenses. Este ambicioso proyecto está aún lejos de completar, pero en poco más de dos años de trabajo hemos logrado formar el inventario más completo hasta la fecha de la obra de Eslava, superando las 400 obras, de las cuales casi dos terceras partes han sido localizadas y alrededor de un centenar han sido ya transcritas y publicadas. Sugerencias y nuevas aportaciones, naturalmente, serán siempre bienvenidas.
Deseo también en estas notas honrar a mi hermano Carlos, gran impulsor y colaborador en este proyecto. A él le debo mi especial interés en el maestro Eslava y la gran y profunda labor investigativa que lleva ya años haciendo sobre la persona y la música de nuestro antepasado, y que ha sido una gran fuente de datos en este proyecto.
Finalmente, querríamos yo y los que participamos en esta pequeña aventura, dedicarla a nuestro querido y añorado hermano Félix († 2017), que sin duda alguna nos habría animado y apoyado con su gran talento como diseñador gráfico para hacer de este un proyecto uno aún mejor.
Antonio Rufín Aguilar
Seattle, EEUU, abril 2019, actualizado 24 de agosto 2021